Madre
Teresa de Calcuta
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Desacelerar Hoy todo el mundo da la impresión de andar acelerado. Nadie parece tener tiempo para los demás: los hijos para sus padres, los padres para sus hijos, los esposos el uno para el otro. La paz del mundo empieza a quebrarse en el interior de los propios hogares. Orar
Tengo la convicción de que los políticos pasan poco tiempo de rodillas. Estoy convencida de que desempeñarían mucho mejor su tarea si lo hiciesen. Me llegó una carta de un brasileño muy rico. Me decía que había perdido la fe; pero no solo la fe en Dios sino también la fe en los hombres. Estaba harto de su situación y de todo lo que lo rodeaba, y había adoptado una decisión radical: suicidarse. Un día, mientras iba de paso por una abarrotada calle del centro, vio un televisor en el escaparate de una tienda. El programa que estaba transmitiendo en aquel momento había sido rodado en nuestro Hogar del Moribundo Abandonado de Calcuta. Se veía a nuestras Hermanas cuidando a los enfermos y moribundos. El remitente me aseguraba que, al ver aquello, se sintió empujado a caer de rodillas y rezar, tras muchos años en que no había hecho ninguna de ambas cosas: orar arrodillado. A partir de aquél día recobró su fe en Dios y en la humanidad, y se convenció de que Dios lo seguía amando. Cuando la congregación de las Misioneras de la Caridad acababa de ser fundada, tuvimos necesidad urgente de un edificio para casa Matriz. Para conseguirlo, yo prometí rezar a la Virgen 85.000 veces el Acordaos. Es decir la siguiente oración: |
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